El primer mes de vida de un bebé

El lazo entre padres e hijos es una de las
conexiones más fuertes de la naturaleza. Un lazo entre madre e hijo es la
relación no verbal emocional que se forma entre un infante y su progenitora.
Definida por las reacciones emocionales a los gestos que el bebé puede expresar
mediante movimientos, gestos o sonidos. La correcta formación de este vínculo
logra que el niño se sienta lo suficientemente seguro como para crecer
plenamente, y afecta cómo va a ser su interacción con todas las futuras
relaciones que tendrá en su vida. Al lograr entender cómo se forma este
vínculo, puedes asegurarte de que tu hijo tenga una base sólida para el resto
de su vida.
Este vínculo existe entre el bebé y la
persona que es la principal encargada de cuidarlo. El intercambio sin palabras
entre dicha persona y el bebé hace que la unión entre ellos se fortalezca
asegurando que el infante se sienta a salvo y lo suficientemente calmado como
para que su sistema nervioso central se desarrolle correctamente. Este lazo es
el principal factor, a su vez, en el desarrollo emocional, social, intelectual
y físico del recién nacido.
La calidad del vínculo puede variar.
Mientras que un lazo fuerte y saludable provee al infante con una base sólida
para su desarrollo, que incluye el deseo de aprender, la confianza y la
consideración; un lazo débil e inseguro, en la mayoría de casos, no va a ser
suficiente para que el bebé se sienta a salvo y puede conllevar a confusión
sobre su propia identidad y dificultad en el aprendizaje o en sus relaciones interpersonales.
Uno de los principales mitos de este
vínculo es que no se forma simplemente porque una es su madre biológica. Muy
aparte del caso de las madres adoptivas formando vínculos fuertes con sus
hijos, las madres biológicas asumen que sus gustos son compartidos por sus
bebés, lo cual no siempre es cierto. Se requiere de bastante observación por
parte de las madres para entender las necesidades individuales y emocionales
del infante.
Carrusel Bosque A su vez existe la equivocada afirmación de
que este vínculo entre madre e hijo es lo mismo que el amor que siente uno por
el otro. El vínculo se crea automáticamente entre madres e hijos, pero
simplemente amar a tu bebé no va a resultar en un lazo seguro y saludable. Se
debe tener paciencia y manejar el estrés, así como responder a las señales
emocionales que emite el bebé, así como calmarlo cuando sea necesario.
El principal problema al formar este
vínculo recae en la habilidad de identificar las señales emocionales que emite
el recién nacido. Muchas madres mencionan que la mayoría de las veces no saben
que es lo que quiere el bebé en determinada situación cuando presenta una señal
emocional aparentemente arbitraria y lo malinterpretan como que el vínculo es
débil y poco saludable, lo cual no es correcto, ya que no es posible entender
cada una de las muestras emocionales del bebé, ni necesario para crear el
vínculo emocional fuerte anteriormente mencionado. Mientras se siga intentando
crear el vínculo, los lazos van a seguir estrechándose, tanto del lado de la
madre como del hijo, y puede que después de solucionar los problemas, el lazo
sea más fuerte que antes.
También es equivocado asumir que, por
responder a cada uno de sus necesidades, el bebé se va a engreír. Todo lo
contrario, mientras más se responda a las necesidades del bebé, menos engreídos
van a ser mientras vayan creciendo. Crear el vínculo crea, a su vez, confianza,
y los niños seguros de sí mismos son más independientes, por lo que serán menos
engreídos.
Otro punto importante de aclarar acerca del
vínculo, es que no se puede tener con más de una persona. Se crea siempre con
la persona que es la principal encargada de cuidar al recién nacido, la que
pasa más tiempo cuidándolo. Esto no significa que no se pueda establecer una
conexión cariñosa con todas las personas que lo rodean, pero el vínculo al que
nos referimos sólo se forma con una persona, y en la mayoría de los casos, es
con la madre.
Uno de los atributos menos mencionados de
este vínculo es, que depende de igual manera de las dos partes. La madre responde
a las señales emocionales del niño, tanto como el niño responde a las de la
madre. Es recíproco, y tanto como la madre puede deteriorarlo, el niño también.
Aunque cabe recalcar que el papel más importante recae en la parte más
consciente, el adulto, la madre, pues ella es la única que puede cambiar sus
actitudes a conciencia.
Los pasos más importantes para crear este
vínculo están fuertemente ligados a la buena crianza de los bebés. Comenzando
con aprender a entender las señales emocionales únicas del recién nacido,
enfocándose en los gestos faciales y los sonidos que el infante emite o los
tipos de caricias que el bebé prefiere e inclusive sus preferencias por el
ambiente que le rodea. También se deben usar las horas de comida o sueño para
reforzar el lazo, responder adecuadamente a sus necesidades alimenticias, sobre
todo incrementando o reduciendo las comidas diarias del bebé. Muy importante
es, también, jugar, hablar y reír con el bebé, siempre cuidando el tono de voz,
las sonrisas y las caricias.
A veces puede ser contraproducente el
tratar de ser la madre perfecta. Realizar el mejor esfuerzo es suficiente, y al
dejar de intentar ser más de lo que ya eres, te quitarás el estrés de encima.
EL vínculo se forma con la calidad de la interacción entre la madre y el hijo,
por lo que, al momento de la madre poner empeño en crear el lazo, el infante lo
nota y se vuelve una tarea más fácil.
Por último, cabe resaltar, que el vínculo
creado entre madre e hijo no es beneficioso sólo para el último. De igual manera
como la formación se realiza por ambas partes, el beneficio lo reciben ambas
partes también. Es una especie de enamoramiento, y, como todo enamoramiento,
libera endorfinas que causan que tu cuerpo te motive y tenga más energías y
hace que te sientas feliz. Para esto también es importante que la madre  tenga un buen horario de sueño, reciba ayuda
de parte de su pareja para los quehaceres de la casa y tenga un poco de tiempo
para ella misma. No debería caer en situaciones estresantes, aunque existan bastantes
en la etapa de criar a un hijo. Las recomendaciones de siempre para situaciones
estresante aplican también a las madres, respirar hondo y profundo, salir a
caminar o solicitar ayuda, todas sirven para reducir el estrés que pueda sentir
una madre, y al reducirlo, ayudará a que el lazo se cree fuerte y saludable.

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